En Kaambal se respira “inquietud de danza”

Foto: cortesía Kaambal

La próxima vez que veas actuar a Kaambal –por ejemplo, mañana en la Noche Mexicana– piensa que esos movimientos que honran a la identidad de Yucatán y de otros estados del país pasaron, antes de llegar al escenario, por un proceso de asimilación y concienciación en los bailarines, porque, como dice el director de la compañía, Abraham Espinosa Pat, “no nos basta con que sea vistoso, tiene que haber algo detrás”.


“Procuramos que el trabajo en escena tenga un sustento, que no sea por el simple hecho de que se vea bonito. Si está allá, si se ha hecho durante mucho tiempo de esa manera se tiene que saber por qué, no salió de la nada”, señala. Que el intérprete entienda y asimile el trasfondo hace que durante la representación “el espectador vea ese matiz, se sienta parte”.

Foto: cortesía Kaambal
La investigación del contexto y el respeto a las características originales de las danzas folclóricas han distinguido desde su surgimiento a la agrupación, que el mes próximo cumplirá 12 años. Una propuesta que tuvo su aliento de vida en una hamaca, aquélla en la que estaban recostados Abraham y su hermano Samuel, hoy asistente de dirección de la compañía. Los jóvenes Espinosa Pat, en ese entonces de 21 y 23 años y con formación en danza folclórica con el maestro Elio Novelo, deseaban volver a bailar, algo que se había visto afectado por las exigencias de sus estudios universitarios de Enseñanza de las Matemáticas y Veterinaria. Y decidieron convocar para reunirse y bailar a ex compañeros que también habían puesto pausa a su quehacer artístico.

Consiguieron que el gobierno del Estado les rentara un área de La Ibérica y ahí, a un lado del anfiteatro del centro cultural, delante de sus baños y bajo una ceiba, el 11 de junio de 2004 tuvieron su primera sesión. Eran cinco personas. “Kaambal”, cuenta Abraham, “empezó como un espacio para bailar, no para llegar al escenario”.

Pero al avanzar el proyecto surgió la necesidad de actuar ante un público, lo que decidieron hacer con una visión particular: “Íbamos a hacer consciente al bailarín de lo que se está formando y lo íbamos a enriquecer con otras técnicas (como danza contemporánea y teatro aplicado a la danza), algo que en su momento nos pareció diferente”.

Foto: cortesía Kaambal

El 7 de enero de 2005 Kaambal tuvo su primera función, en el teatro “Felipe Carrillo Puerto” de la Uady. Bajo el título “Saber del pueblo” (la definición literal de la palabra folclor), presentó números de cuatro estados de la República. “De las cinco personas que éramos hace 12 años ahora somos 35 y el espectáculo sigue creciendo”, señala Abraham. Su propuesta “no era para competir con nadie, sino para que nos llenara en nuestro quehacer artístico, emocional, en nuestro espíritu; para sentir ese gusto por bailar, esa pasión que nunca se te va a quitar”.

“Hasta la fecha ésa ha sido nuestra principal motivación, que la gente que está en el escenario se sienta bien, que respire esa inquietud de danza”.

La compañía la forman 19 mujeres y 16 varones. Las convocatorias para unirse a la agrupación –“pedimos que tengan nociones de danza folclórica y que tengan experiencia escénica; el resto aquí se hace”– se lanzan en épocas específicas del año para que los nuevos integrantes dispongan de tiempo para seguir el proceso de preparación. “En Kaambal tienen que ajustarse a su enfoque. A mucha gente le ha dado trabajo y no continúa porque así lo decide”.

Foto: cortesía Kaambal
Su repertorio, que no es exclusivo de Yucatán, incluye un programa creativo sobre las labores de la milpa y el hogar para el cual el maestro Elpidio Álvarez hizo versiones en jarana de composiciones de diferentes autores sobre trabajos cotidianos y Tomás Cortés (junto con Menalio Garrido, otro de los maestros formadores de los hermanos Espinosa) asesoró la puesta en escena y diseñó la escenografía: “Es un patio de una casa pero en 3D”, bromea Abraham. “No se puede bajar el telón de boca del teatro porque tiene árboles, una cocina, una casa que se abre y se cierra, se ve la hamaca colgada; tiene un pozo, animales… El montaje tarda entre cinco y seis horas de lo detallado que quedó”.

“¿Que si hacemos algún tipo de adaptación respecto a la música de otro estado? No, somos muy respetuosos de esa idea. En cuanto a modificar la estructura del vestuario, (porque se piensa que) ‘ay, como que le falta brillo’, no lo hacemos, y en lo posible cuando trabajamos con algo de otro estado pedimos del otro estado el vestuario, sobre todo lo que tiene que ver con bordados, con trabajo a mano”. Los hermanos Espinosa Pat pertenecen al Instituto de Investigación y Difusión de la Danza Mexicana, A.C., y Kaambal forma parte desde 2013 del Consejo Internacional de Organizaciones de Festivales Folclóricos y de las Artes Tradicionales, asociado a la Unesco, del que es hasta ahora la única agrupación artística yucateca certificada y reconocida.

Foto: cortesía Kaambal
En materia de presentaciones “no nos podemos quejar”. Al año tienen una o dos funciones en teatro de programación exclusiva de Kaambal y prácticamente cada mes actúan en la Noche Mexicana, en el “remate” del Paseo de Montejo (este sábado 28 serán parte de la función, a partir de las 9:30 p.m.). Además, participan en eventos municipales, estatales y nacionales, y desde hace dos años organizan, coordinan y promueven el Festival Yucatán de Danza Folclórica.

“Nosotros tenemos trabajos seglares, de lunes a viernes en las mañanas somos como cualquier ser humano y nuestra identidad secreta es bailarín y director de danza”, ríe Abraham. “Kaambal es independiente, se sostiene a base de nuestro sueldo y de las aportaciones en convocatorias que obtenemos durante el año. Al menos a nosotros no se nos ha dado la dicha de decir que nos dedicamos al cien por ciento a la danza. Esto es pasional, puro corazón, tripa e hígado”.

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