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Mostrando entradas de febrero, 2018

Yucatán y Canadá, unidos por la danza

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Luis G. Cantón Rocher y Jade Castro en la grabación del vídeo del proyecto "Popol Vuh: Cuando me cegué a ver el vacío que existía en tus ojos", en Mérida. Foto: Kenneth Kepchar Yucatán y Canadá quedan unidos en un proyecto multidisciplinario del bailarín Luis G. Cantón Rocher, quien toma relatos contenidos en el Popol Vuh y los relaciona con temas contemporáneos, como el trastorno narcisista de personalidad.

“Para el baile no hay edad”

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La actuación del grupo Ki'ichpam Lol con un baile típico de San Luis Potosí, en el Festival de Danza de la Tercera Edad, el sábado 17 en el Peón Contreras ¿Qué piensas hacer cuando tengas 60 años? Tal vez puedas, como Ada y sus Chicas, vestirte de Mujer Maravilla y bailar  “Pretty Woman” y  “Felices los cuatro” . O, como Mágica Vida, armar un carnaval. Quizá hagas como las damas del Inapam, que saben cómo afrontar una cumbia.  Estos grupos   fueron tres de los participantes en el Festival de Danza de la Tercera Edad, en el que con su interpretación de variados géneros dancísticos, desde la jarana y el folclor norteño hasta el contemporáneo, echaron por tierra el estereotipo del adulto mayor limitado y melancólico.

La vida entre duraznos

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Rudith Martínez, Guadalupe Robles, Mariana Torres, Ítalo Ortiz, Kenyth Jaramillo y Alhlen Guillermo en la obra "Es tiempo de duraznos". Foto: cortesía de Créssida El tiempo es como un escenario en que tres parejas buscan su lugar. Es como recibir la orden de bailar, a veces todos juntos, otras cada quien con su propio guión de movimientos. Es como una coreografía que transcurre rápidamente pero que tiene también secuencias pausadas en que la música se detiene y es el rostro el protagonista de la danza.

Un homenaje a Cynthia Ricalde cerrará un curso de varios géneros dancísticos

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Cartel promocional de Yucatán Dance Stage con la imagen de la bailarina Triana Botaya En febrero del año pasado, cuando se encontraba de visita en Mérida por motivos familiares, el maestro Pepe Lizama prestó oídos a la sugerencia de su amiga y colega Weymar Duarte para ofrecer cursos a alumnos de danza de diferentes niveles, en lo que llegaba el momento de regresar a Portugal, donde reside.