Jorge Emilio Peña de la Canal desea hacer del ballet “una carrera y mi trabajo”

Jorge Emilio Peña de la Canal como Alí,
en el Concurso Nacional de Ballet Infantil
y Juvenil. Foto de Guillermo Galindo
No es tan malo que seas un chico que para regresar a casa deba esperar a que su hermana termine su clase de ballet. Piensa que puede ocurrirte como a Jorge Emilio Peña de la Canal, a quien el aburrimiento por esos continuos tiempos muertos le despertó la idea de estudiar danza para ocupar las horas de tedio.



En "Zorba", de Josué Rebollo, durante
el certamen. Foto: Guillermo Galindo
Ahora Jorge Emilio es alumno de En Pro del Talento Veracruzano (ProVer) en Córdoba y ganador de medalla de bronce en la categoría D (14 y 15 años) del XIII Concurso Nacional de Ballet Infantil y Juvenil, que se celebró en julio pasado en Ciudad de México.

De 15 años de edad y admirador de Rudolf Nureyev “por la forma en que llegó a la danza ­­­–“Es un gran bailarín y coreógrafo que, poco a poco, yendo de lugar en lugar logró encontrar dónde le gustaba estar”, explica–, su primer contacto con el baile como estudiante fue a través del jazz en Milne Academia de Danzas, escuela de la que ya eran alumnas sus hermanas Montserrat y Valeria y donde, cuando tenía 10 años, lo invitaron a participar en un espectáculo de ese género.

“Al final”, recuerda, “tomé la decisión y entré a la academia”, que continuaría siendo su centro de formación hasta el momento de viajar a Córdoba y en la que con el tiempo se uniría a clases de tap y ballet. 


En la determinación de Jorge Emilio de abrazar el ballet como opción de vida influyó el
Foto de Guillermo Galindo
ejemplo del tapatío Isaac Hernández, primer bailarín del English National Ballet, y el relato que éste hizo en una entrevista de su relación con la danza clásica.


En casa no fue fácil dar el paso adelante que se requería para que el adolescente entrara a ProVer, según admiten sus papás, Jorge Peña Núñez y Cynthia de la Canal, pero después de comprobar la convicción del bailarín, escuchar los consejos de las maestras Milne y Karla Barrera Mañé, y escuchar el testimonio de Isaac “logramos decidirnos a mandarlo a Córdoba”. “Nos emocionaba mucho que la maestra Martha Sahagún (directora del programa) y la maestra Adria (Velázquez) lo invitaran a formar parte de ProVer; era su momento para empezar a volar”.

Para Jorge Emilio, continuar su preparación en Veracruz representa “una oportunidad única” porque se cuenta con un programa centrado específicamente en bailarines varones y con maestros destacados. “Realmente no se me ha hecho ni fácil ni difícil estudiar en Córdoba, lo que me costó más trabajo fue adaptarme a estar en un nuevo ambiente, muy diferente al de Mérida”.

Foto de Guillermo Galindo
En Córdoba, además de danza clásica, los estudiantes aprenden jazz, danzas de carácter y contemporánea, música y actuación, entre otras disciplinas artísticas. Se enseña asimismo inglés con la idea de que si un alumno recibe la oportunidad de viajar al extranjero con una beca o un contrato laboral no tenga problemas para comunicarse. Jorge Emilio sigue en línea el plan de estudios de la escuela regular.

Para el concurso de julio pasado ensayó durante seis meses sus coreografías, la variación de Alí de 
El Corsario, y Zorba, de Josué Rebollo, que eligieron el propio Rebollo y las maestras Martha y Adria. “Pienso que mi estructura física me ha ayudado mucho”, admite. “Una de las cosas que buscan las escuelas y/o compañías son personas largas y delgadas que se puedan proyectar ampliamente en el escenario. También me ha ayudado ser disciplinado, la constancia y trabajar duro muchas horas”.

Jorge Emilio, a quien le gustaría ponerse en la piel del esclavo Alí en una representación
Foto de Guillermo Galindo
de “El Corsario”, tiene la meta de unirse “a una compañía muy buena en el extranjero, en la que pueda hacer del ballet una carrera y mi trabajo”.

Sus papás opinan que, “mientras haga lo que le guste y esté convencido de que eso es lo quiere, pues adelante, a apoyarlo en todo lo que necesite”.

“Es admirable”, subrayan, “que a tan corta edad sea tan claro en lo que le gusta, que haya encontrado su elemento”.

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