Milan Tomásik: Emociones que cambian de estación

Milan Tomásik en "Solo 2016", en el Festival Yucatán Escénica

Milan Tomásik confiesa que había ensayado un par de frases en español para dirigirse al público que lo está escuchando hablar en inglés en el Conservatorio de Danza de Yucatán. Pero las ha olvidado. Total, ¿qué importa? El eslovaco -bailarín, coreógrafo y maestro- no ha tenido problema para conectar únicamente con sus movimientos con el público que ha asistido a la presentación de su “Solo 2016” en el Festival Yucatán Escénica.

Las variaciones de ánimo, el paso de un estado introspectivo a uno de baile gozoso, los giros en el aire tomado con la mano de una cuerda, el juego con esferas, la proyección de un círculo de fuego que se empequeñece, la danza final con un penacho… Durante 50 minutos las emociones se han filtrado por la piel del auditorio, en la tercera noche del programa artístico que dirige Lourdes Luna.

Con “Solo 2016”, Tomásik (uno de los invitados al festival que se realizó del 11 al 19 de noviembre pasado) pone fin a su trilogía de unipersonales que también conforman “Within”, creado en 2006, y “Off-Beat”, en 2011. Con la obra de este año “quise ir hacia adelante y liberar mi vida interna, porque creo que es importante que no se esconda nada, lo que sea que sienta, lo que sea que piense, lo quiero expresar”, dice Milan a “Yucatán baila” al concluir la charla siguiente a su presentación. 

Pero aclara que los sentimientos no sólo reflejan su interioridad personal, porque “mis temas están conectados con los temas del mundo”. “Tal vez no haya mucha guerra en mi vida, pero sí tensión; las elecciones en Estados Unidos, por ejemplo”, dice sonriendo.

Al público le revela las motivaciones de sus elecciones escénicas, como que para él un penacho es símbolo de algo antiguo, primitivo, y que tenía temor de utilizarlo en la ciudad. Pero también quiere que el público dé a sus decisiones una interpretación propia. “Me gusta que haya una asociación libre en
que la gente diga: ‘Es esto’; yo estoy de acuerdo con eso”.

Originario de Eslovaquia y graduado de los Performing Arts Research and Training Studios (PARTS) de Bruselas, Tomásik vive actualmente en Eslovenia. Es director de Milan Tomásik & Co y cofundador del colectivo Les Slovaks, formada por cinco bailarines de esa nacionalidad. El prestigio que esta agrupación se ha ganado con sus giras internacionales ha hecho que “nos vean como una buena, fuerte compañía de danza contemporánea”.


Su participación en Yucatán Escénica (además de su actuación con el solo, en los cinco
días siguientes también ofreció un taller sobre su técnica “Happy Feet”) significa su primera visita a México, adonde Lourdes Luna lo invitó a venir hace dos años cuando se conocieron en el festival Deltebre Dansa (en Cataluña).

“Antes de eso nunca había escuchado de Mérida”, admite. “Tuve que revisar el mapa”. ¿Y estaría dispuesto a volver? “¡Desde luego! Me puedo acostumbrar a esto…”.

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