La Fundación Mezcalería, una "academia" de salsa

La clase de salsa de los miércoles en La Fundación Mezcalería
Le llaman clases de salsa, pero nadie pasa lista, con frecuencia los maestros se mezclan con los alumnos y el tono de la lección es más de relajito de recreo.

No debería extrañar, porque en La Fundación Mezcalería las noches de los miércoles, como las del resto de la semana, son “como venir a fiestear a la casa de la abuelita”, según las describe Paty Martín Briceño, propietaria del lugar junto con su esposo Eric Samson.

Y a esta abuelita le gusta el trópico.

Hace casi tres años La Fundación Mezcalería creó los Miércoles de Salsa, que, como otras iniciativas del espacio, paulatinamente consolidó una audiencia, cuyo número obliga ahora a buscar lugar fuera de la pista “oficial” para bailar. Después de un tiempo se notó que había muchos visitantes que querían moverse con el ritmo, pero no sabían cómo hacerlo.

Entonces entró en escena Daniel Flores, quien le sugirió a Paty que se ofrecieran clases gratuitas antes de que comenzara a actuar el grupo invitado, que por lo general es La Siembra. Han pasado cerca de dos años desde que Daniel se puso al frente de las lecciones junto con Georgina Cavazos. Su número de “alumnos” varía cada semana, pero ronda en promedio los 20.

“Me encanta hacerlo”, confiesa Daniel, de profesión dentista y quien, al igual que Georgina, tiene formación académica en baile de salsa.

“Tratamos de enseñar salsa básico”, dice a su vez Georgina, asesora financiera y
Georgina Cavazos y Daniel Flores dirigen la clase
patrimonial de una empresa de seguros y quien entrena de tres a cuatro días a la semana en ritmos caribeños, entre ellos bachata y chachachá. “La secuencia es sencilla porque muchos es la primera vez que bailan o han tenido clases pero muy pocas”.

Ella considera que la clave para lograr bailar es la actitud. “Te tiene que gustar y tener ganas de aprender”, subraya.

 “Los maestros”, apunta Paty, “son amigos de La Fundación desde hace mucho tiempo, era gente que venía a bailar y por puro gusto se ofreció a enseñar”.

Y, por si se tenían la duda, aclara: “No es una clase como en una academia, es una clase como en casa de la prima, con los tíos bailando”.

“Antes de La Fundación era impensable un lugar para los jóvenes que tocara son tradicional cubano y entre semana. Hemos recuperado una parte del patrimonio musical y la personalidad del yucateco: su parte tropical”, agrega Paty, quien admite que “fue una apuesta muy difícil” porque cuando La Siembra empezó a amenizar las noches de los miércoles “no había el público que ahora hay, no jalaba como ahora”.

“Muchos grupos yucatecos si funcionan en La Fundación o (el bar hermano) La Negrita los jalan otros empresarios. Somos foros que marcamos pauta, en el sentido de que nos
atrevemos a apostar por cosas que nos gustan. Afortunadamente, hemos tenido buena respuesta”.

Andy Uicab, integrante de La Siembra, en la que toca el tres cubano, explica que lo fuerte de su repertorio es el son tradicional de la isla, pero también tocan salsa y cumbia. Para él, escuchar un tema de salsa sin bailar es posible, pero cree que el baile es la manera en que el público retroalimenta al grupo que interpreta la música. “El baile es la forma en que te transmite la energía. Es una forma de comunicación”.

Las clases de salsa se ofrecen los miércoles a las 9 p.m. La Fundación Mezcalería está en la calle 56 entre 53 y 55 del Centro.

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