Aldo Kattón: "Me encantaría regresar en algún momento"

Aldo Kattón como Don Quijote en la función del sábado 15
de octubre en el Teatro Armando Manzanero
La juventud de sus artistas, la diversidad de su repertorio y, sobre todo, la visión del director Dariusz Blájer son cualidades del Ballet de Jalisco que destaca el ballet master yucateco Aldo Kattón, uno de los tres integrantes del consejo artístico de la compañía. 

El entrenamiento de los bailarines es muy fuerte, incluso no se toman descansos en días
Aldo en escena. Foto: Gabriela Ruiz Dana
festivos ni vacaciones en Semana Santa, que junto con la Navidad es una de las temporadas más fuertes de la agrupación, que en ellas presenta “La Bella Durmiente” y “El Cascanueces”, respectivamente. “Si no hubiera alguien que regulara todo eso, como hace el maestro (Blájer), podríamos ser buenos bailarines o malos bailarines, buenos maestros o malos maestros, pero no se podría hacer nada”, considera Aldo.

El maestro, bailarín y coreógrafo estuvo de regreso este mes en su tierra natal para acompañar al Ballet de Jalisco en su primera visita a Yucatán, donde, en el marco del Festival Internacional de la Cultura Maya, ofreció funciones de “Don Quijote” el sábado 15 y domingo 16 en el Teatro Armando Manzanero. Aldo intervino en las representaciones en el papel del caballero andante. “Cuando nos dijeron que veníamos para acá yo era el más feliz, me encanta la idea de que la gente pueda ver este proyecto”, admite.


Con Dariusz Blájer, en el papel de Gamache, en "Don Quijote"
El Ballet de Jalisco tiene tres años de existencia y Aldo Kattón Santiago Mena se sumó a él por invitación del maestro Blájer, quien lo conoció tiempo atrás, cuando lo convocó a actuar en una gala de danza como partenaire de su esposa Slawka Ladewig en el pas de deux del Cisne Blanco de “El lago de los cisnes”.

Pero esta propuesta, como las que le precedieron, tal vez nunca habría llegado si años antes, cuando era alumno del Centro de Educación Artística (Cedart) “Ermilo Abreu Gómez” en Mérida, Aldo no hubiera aceptado la sugerencia de una profesora. “La maestra María Eugenia Borges me imagino que vio que tenía talento y me ofreció llevarme con el maestro Víctor Salas. Yo no tenía la menor idea de quién era porque yo no quería ser bailarín, quería ser actor”, recuerda. 


"El soldadito de plomo", una de sus coreografías.
Foto: Gabriela Ruiz Dana

Con las lecciones de Víctor Salas “me enamoré de la danza” y ésta se convirtió en su nuevo objetivo artístico. Tomó clases también con el Ballet de la Ciudad de Mérida, de Érika Argüelles, antes de dejar la capital yucateca para ingresar siendo veinteañero en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey. A su graduación de esta institución siguieron experiencias como aprendiz en la Compañía Nacional de Danza en Ciudad de México y como integrante de los Ballets de Monterrey y del Nuevo Siglo del maestro Javier Rodríguez, actualmente con sede en Saltillo.

“Estuve como invitado en diferentes galas, en diversos grupos, y después en la Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco, que ya no existe; ahí estuve bailando mucho tiempo”.

“Tuve la fortuna de ver a mucha gente que era muy buena en el escenario pero que cuando acababa su carrera a la semana siguiente ya nadie sabía quién era. Entonces me pareció imperativo retirarme joven y empezar a hacer un nombre como maestro, coreógrafo, repositor”.


Con Karla Paola Lastra Zapata, en el papel de Kitri
Estudió la Licenciatura en Artes Escénicas para la Expresión Dancística en la capital de Jalisco y “entonces me dediqué más de lleno a la docencia” –aunque seguía aceptado propuestas para bailar como invitado–, que ha ejercido en cursos en ciudades de México y Estados Unidos y en instituciones como el Instituto Superior de Artes Escénicas, que dirige el maestro Josué Valderrama, y la Universidad de Guadalajara. 

Aldo explica que el Ballet de Jalisco, en el que integra el consejo artístico junto con los maestros Blájer y Ladewig, es una de las tres compañías de danza más fuertes del país (las otras son la Nacional de Danza y el Ballet de Monterrey) y depende de la Secretaría de Cultura estatal. En un principio el nombre estaba antecedido por la palabra Joven, pero decidieron retirárselo porque, sobre todo en Estados Unidos, se pensaba “que era una escuelita y no se les antojaba verlo”. 
Fotografía de Felipe Panamá



“Era Joven porque es una compañía de gente joven, pueden entrar hasta los 28 años como máximo y permanecer hasta los 32 si tienen un talento grande, pero tratamos que el rango de edades se mantenga muy, muy joven”.

Según precisa, la agrupación tiene 27 bailarines con contrato (se firman por semestre) con sueldos de hasta 21 mil pesos mensuales. Ha realizado giras por Estados Unidos y Guatemala, ha actuado en Guanajuato (el Festival Cervantino de este año) y Aguascalientes, y en fechas próximas lo hará en Ciudad de México y Ciudad Juárez.

“Creo que la razón de que esta compañía se mantenga es la diversidad de repertorio y la visión que el maestro Blájer tiene para dirigirnos. Tuvo la fortuna de estar activo como bailarín en una época en la que estaban los grandes coreógrafos; entonces, tiene una visión muy rica, muy amplia, muchísimos contactos”, afirma.


En la escena del sueño de "Don Quijote", junto a las dríadas
“Es un gran coreógrafo también, hizo un ‘Romeo y Julieta’ que ha sido muy exitoso para nosotros, se nos han agotado los boletos. Ése ha sido realmente el éxito de la compañía: tener a una persona que es incluyente, no nos impone qué hacer, sino que nos escucha, nos impulsa a crear”.

Aldo ha coreografiado números de producciones como “El Cascanueces” y “La Bella Durmiente” y también aportado obras nuevas, como “Danzón”, su primera creación para el Ballet de Jalisco, con la que se cerró la gala inaugural de la compañía, y “El soldadito de plomo”, con música de Georges Bizet y Dimitri Shostakovich. 

El currículum de Aldo como coreógrafo incluye una docena de
En el campamento de los gitanos
piezas, como “Akbal”, inspirada en el Popol Vuh y dividida en tres movimientos; “Idilio” y “Xtabay”, la primera de todas y que creó para la Compañía de Danza Clásica y Neoclásica de Jalisco. 

Piensa que el Ballet de Jalisco, en el que hay más talento nacido y formado en la Península, podría volver a Mérida con espectáculos que se adaptarían muy bien a la ciudad, como “La Bella Durmiente”, que en Guadalajara se presenta al aire libre y recurre a fuegos artificiales y videomapping. “Creo que sería un exitazo aquí”. 

Regresar a Yucatán para desarrollar su carrera no fue una opción a considerar. “Cuando yo me fui estaban las cosas un poco extrañas, no había un grupo profesional fuerte, el sueldo es un poco bajo y estaba muy contento haciendo cosas por otros lados”.


“Creo que parte de lo que ha perjudicado a los proyectos regionales es que no hay un público que vea, es como muy competitivo… Al menos así me tocó hace muchos años, eso ha afectado a que crezca más la danza”.

En el saludo final al público. Con Aldo, en primera fila,
Jazmín Díaz de León, Karel Hernández, Karla Paola
Lasta Zapata y Carlo Bravo
“Desafortunadamente ahora estoy completamente desconectado” de la actividad dancística local, pero “me encantaría regresar en algún momento”, aunque “hasta ahorita no he encontrado cómo”. Un par de correos que envió con propuestas a autoridades y personas de la cultura en la entidad no tuvieron respuesta y, fuera de las invitaciones de Cicely Vallejos, de Estudio 4, a actuar y dar clases magistrales, no ha recibido solicitudes para compartir su experiencia en Yucatán.

Sin embargo, hay algo que a Aldo le gustaría hacer en Mérida, adonde suele viajar cuando está de vacaciones: visitar como maestro el Cedart. “Me fascinaría poder regresar a dar clases”.



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