Pepe Lizama: "La labor de un profesor de danza es dejar a sus alumnos volar"

Pepe Lizama en el taller de este fin de semana en ARG Danza
Repasar con Pepe Lizama el devenir de su trayectoria produce una mezcla de orgullo e indignación. Orgullo por la resonancia que ha encontrado el trabajo de un artista yucateco como maestro y coreógrafo. Indignación de que su nombre no sea una mención frecuente en los discursos oficiales y de instituciones privadas cuando se ejemplifica la estatura dancística del Estado.


Foto de cortesía
Pepe lo matiza argumentando que en los 15 años en que ha desarrollado su actividad entre España, Andorra y Portugal ha regresado por poco tiempo a la entidad, pero también revela que ha enviado proyectos para crear coreografías para la Compañía de Danza Clásica de Yucatán y no ha recibido ni siquiera un “no” de respuesta.

Sin embargo, eso podría cambiar. “Este año es que he abierto un poco la cabeza y dicho: ‘De aquí a unos cinco, diez años me veo volviendo’”. La idea se la ha dado la experiencia vivida con los talleres para principiantes, intermedios y preprofesionales que ofreció hasta ayer domingo en Mérida, ciudad en la que esta vez permaneció tres meses, y que le hacen visualizar la posibilidad de ofrecerlos nuevamente el próximo año e incluso llegar a otros puntos del Sureste.

En esta ocasión a las alumnas más destacadas de los cursos les otorgó becas para asistir a programas de verano en Valencia y Barcelona y estudiar un ciclo escolar en la Ciudad Condal. Para los siguientes le gustaría que los apoyos permitieran continuar la formación en instituciones de México, como en Córdoba o Monterrey.

“Me gustaría que otros salieran como yo salí. Estas oportunidades no te llegan siempre. Yo
Pepe en la Danza Rusa de "El
Cascanueces", con la Compañía
Provincial de Ballet, de Víctor
Salas. Foto de cortesía
soy un poquito Madre Teresa de Calcuta y si veo a un talentazo ¿por qué no ayudarla a salir de aquí? Porque aquí no tiene opción”. Pepe se refiere al inicio de su carrera en Europa, cuando en 2002, con apoyos de los gobiernos estatal y municipal, pudo viajar a Lisboa y después a París, en el primer caso para trabajar durante tres meses  con la compañía de danza contemporánea de Lucía Valeiro –quien lo había invitado a actuar con ellos luego de conocerlo en la Cátedra de Danza del Ballet Nacional de Cuba, en La Habana– y en el segundo para asistir a clases durante dos meses en el Studio Harmonic.

Para entonces, ya hacía mucho tiempo que Pepe había dejado de ser el niño que era “el juguetito de la academia” donde sus hermanas tomaban clase y uno de los integrantes del ballet folclórico infantil creado por los maestros Carlos Acereto Canto y Guadalupe Pérez Monje. Su traslado a Europa cerró su etapa como bailarín de la Compañía Provincial de Ballet, dirigida por Víctor Salas, a la que perteneció desde los 15 años y durante 10, y como maestro en escuelas locales.

Al concluir sus temporadas en Portugal y Francia, Pepe decidió viajar a Barcelona, donde, al solicitar informes de un curso de verano en Espai Dansa, se encontró con Enric Castán, quien fue su maestro en París y lo propuso para cubrir una vacante de profesor.

Con Gemma Vidart, en Ilerdansa Ballet Jove.
La fotografía es de cortesía
Dos años después, Pepe recibió la invitación para convertirse en director artístico de la compañía Ilerdansa Ballet Jove, en Lleida, donde permaneció cuatro años. “Hicimos producciones de obras propias que yo me inventaba, reposiciones de repertorio. Era un trampolín para los jóvenes que acababan la carrera para ‘agarrar callo’ para ir a audiciones. Mi intención no era que se quedaran conmigo, era que se mantuvieran activos”.

“La fama de mis alumnos comenzó a llegar a otras tierras” y Andorra se interesó en Pepe para hacerse cargo del departamento de danza de la Escuela de Música y Danza de ese país. A lo largo de dos años la vida del yucateco transcurrió en Andorra la Vieja, Barcelona y Lleida.

Esa etapa la dejó atrás cuando se unió a la Escuela Marisa Yudes, en Badalona, como profesor de la institución y de su Jove Ballet Clásico y como coreógrafo estable. Por esas épocas Artemis Plaja, directora de la escuela Artemis, en Tarragona, y organizadora del Concurso Nacional de Danza Anaprode, lo invitó a preparar a sus estudiantes más destacados con miras a su participación en certámenes como el Tanzolymp en Alemania (en el que sus alumnos han obtenido premios a la interpretación y él, de coreografía), el Youth American Grand Prix en Estados Unidos y  el Prix de Lausanne en Suiza. Pepe recuerda que “funcionó muy bien durante casi tres años”, en los que también colaboraba con la competencia Anaprode.

Antes de dar el salto a Portugal, donde actualmente radica, Pepe fue en 2011 y 2012
Pepe, en clase en ARG Danza
profesor invitado de la compañía de David Campos, en Barcelona, que “se caracterizaba por ser muy innovadora, se mantenía el trabajo de puntas en una visión contemporánea”. “Colaboraba mucho con ellos en la parte técnica. Eso me ayudó a crecer y ampliar mi visión de que el clásico ya no es tan clásico, hay que ir un poquito más allá”.

Pepe decidió trasladarse al país vecino a raíz de una invitación profesional que terminó por malograrse. “Me encontré en Portugal con una mano adelante y una mano atrás y diciendo: ‘¿Qué hago? ¿Me regreso a España y vuelvo a comenzar de cero?’”.

“Siempre he tenido suerte”, confiesa. “Había conocido a dos profesoras de Oporto y cuando les conté lo que me había pasado me encontraron trabajo”. También le sugirieron inscribirse en la Maestría en Enseñanza de la Danza en la Escuela Superior de Danza de Lisboa. “Le tenía miedo por el idioma, mi portugués era portuñol”, pero al final de cuentas de las 20 plazas disponibles Pepe se quedó con una, al obtener la cuarta mejor nota en la admisión.

Preparando a una alumna para competir 
“Fue muy duro. Decidí: mi momento en España se acabó, ahora viene Portugal. Ya fui a Andorra… Estoy acabando la península ibérica, sólo me falta Gibraltar” (ríe).

Pero España no había terminado con él. “Hay varias escuelas que, por YouTube o Facebook, han visto la trayectoria de mis ex alumnos y me invitan a dar master classes o trabajar coreografías para que vayan a concursos”. Así, en 2014 los organizadores del Concurso de Danza La Pointe, en Valencia, lo invitaron a ser uno de sus jueces, tarea que cumple cada año desde entonces. “Fue gracioso ver que cuando los niños se enteraron que iba de jurado comenzaron a inscribirse, porque me encuentran gracioso con mi acento”.

A los ganadores del certamen se les ofrecen becas para asistir al curso de verano de alto
Con su alumna María Maestre Pera, quien
en el Concurso Internacional de Ribarroja
del Túria en 2010 ganó medalla de oro y
premios del público y a la mejor
interpretación. Fotografía de cortesía 
rendimiento que Pepe imparte en agosto. Ocho de esos apoyos beneficiarán este año a bailarinas yucatecas. “Es importantísimo porque no es normal, es rarísimo que alguien salga (del Estado), se pierden muchos talentos por el camino. Fue una tarea difícil encontrar el sitio (para dar los talleres en Mérida, que finalmente se realizaron en Estudio Arte en Movimiento, Expresarte y ARG Danza), porque para mi sorpresa, y es una sorpresa bastante negativa, la comunidad dancística de Yucatán es muy celosa, no deja a sus alumnos participar en eventos así. La labor de un profesor de danza o de cualquier arte es dejarlos volar, porque los alumnos no nos pertenecen, durante un momento los ayudas a moldearlos y no hay nada más bonito que, pasados 20 años, te digan: ‘Gracias por lo que me enseñaste o porque me ayudaste a volar’. Para mí eso es lo más rico que existe”.

“Lo que yo busco, además de la técnica, es la disposición del alumno por recibir las correcciones y críticas. Te encuentras a veces con alumnos a los que corriges y se ofenden. ¿Para qué quieres un alumno así en tu escuela? Es perder el tiempo. Que sea una persona noble, empeñada, responsable. Eso lo notas desde que llega, te dice buenos días, se despide, te hace la reverencia”. 

Con la maestra Argelia López, de ARG Danza
“Descubrí que tengo una pasión por enseñar”, continúa Pepe. “Mis alumnos me adoran y mira que les grito, pero soy muy papá, muy detallista, los consiento a veces, los regaño muchas veces, les doy una de cal y una de arena. En Europa me han enseñado nuevas formas de sacar lo mejor de ellos”.

Como coreógrafo ha creado piezas breves (neoclásicas y contemporáneas) individuales y de conjunto y obras completas. De éstas tiene cinco de 45 minutos aproximadamente. Algunas de sus creaciones han ganado premios a la interpretación y a la creación, como “Poison”, “With a Swing”, “Aceleración”, “Al Andalus” y “No estrés”. “Honestamente no puedo decir que fui un bailarín brillante, pero me han dicho que tengo una chispa, igual soy un poco eléctrico… Se me daba muy bien trabajar con la gente, motivarla, sacar cosas. Mis coreografías han sido siempre bastante locas, divertidas y también tenía unos bailarines que me podían hacer maravillas”.


Pepe vuela esta lunes de regreso a Europa, donde, además de sus compromisos como
profesor, se dedicará a terminar su tesis de maestría, formación que, después de una pausa, ha retomado. Su investigación es sobre “Las danzas de carácter como facilitador artístico”, con la que desea hacer una aportación a la realidad que vive Portugal, donde la preparación en danza no contempla ese tipo de bailes, “cuando en las grandes escuelas de casi todo el mundo la danza de carácter es una parte importantísima”. Su asesora de tesis, Vera Amorim, le ha pedido redactarla en portugués por la relevancia de su contenido: “Va a ser la primera en salir con este tema”.


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