El Colegio Mesoamericano invita al té

La comparsa "La fiesta del té" de la preparatoria del Colegio
Mesoamericano, en el desfile del Martes de Batalla
Para la preparatoria del Colegio Mesoamericano la cuarta es la vencida.

La comparsa de la escuela, en el rumbo de San Sebastián, obtuvo este año el primer lugar en la categoría general del concurso de esos grupos del Carnaval de Mérida, fiesta en cuyas tres ediciones previas había acariciado de cerca la cima: en 2014 quedó en tercer sitio; en 2015, en segundo, y en 2016, de nuevo en tercero.

La aparición del Colegio Mesoamericano en la relación de ganadores del certamen desde hace cuatro años coincide con un cambio en las reglas del Comité Organizador de la celebración municipal, que antes sólo distinguía al primer sitio y ahora lo hace a los tres más destacados, y con la llegada al plantel del maestro de danza Javier Alejandro Sánchez Chi, a cargo de preparar a la comparsa.

“Cuando marco una coreografía intento que sea vistosa, que tenga muchos trazos y figuras: rombos, cuadrados, círculos, bloques, cambios. Me inspiro en lo latino, lo afrocubano, las percursiones, que las piernas marquen la música. Podemos decir que es un poquito de todo para tener una salsa con elementos de jazz, folclor, contemporáneo,
ballet… Me gusta mezclar”, explica Javier Alejandro, licenciado en Educación Artística por la Escuela Normal Superior de Yucatán.

La preparatoria, que dirige el maestro Rodolfo Arteaga Trillo, tiene 20 años de trabajo, en unos 15 de los cuales ha participado en el Carnaval, explica la subdirectora, maestra Kathy Celis Maldonado, responsable del grupo ante el Comité Organizador. “El objetivo más importante es la convivencia, disfrutar el trabajo que hacen”, señala. “La colaboración de los papás es muy importante, sin los papás no podríamos hacer nada”.

“El ambiente de Carnaval los une a todos, el que no va a bailar al menos va a gritar. Sus mismos amigos los apoyan”, añade.

En las actividades de la comparsa participan unas 45 personas, entre bailarines y personal de apoyo (incluyendo al director y la subdirectora) que en los desfiles en Plaza Carnaval ­-sábado, domingo y martes- se encargan, entre otras tareas, de repartir frutas, agua y bebidas hidratantes; revisar la presión a los jóvenes y atender emergencias de vestuario.

“Había mucha competencia”, recuerda la maestra Kathy, “pero vi el ensayo y supe que lo
iban a hacer bien. El hecho de que las calificaciones hayan sido transparentes y al momento nos ayudó (este año las entregaron apenas finalizar las actuaciones en el escenario del parque de la Alemán y las jornadas en Plaza Carnaval). Te cuentan a qué hora llegas, si están completos..; antes, cuando te bajaban la calificación no te decían por qué; ahora, como era casi inmediata, las penalizaciones se daban en el momento”.

Javier coincide: “Era evidente desde el principio quiénes eran los mejores. (Antes) no sabías en qué ibas ni qué calificaban”.

La comparsa del tema "Fiestas monstruosas" en 2016
De niño Javier nunca pensó “en sacar una comparsa y ser una de las mejores”, a pesar que “desde chiquito mi padre me llevaba al Carnaval, tenía una fascinación por ver a las comparsas bailar, me gustaba mucho ver los carros alegóricos; yo decía: ‘Ojalá alguna vez
pueda participar’, porque mis papás no me dejaban y tampoco había mucha economía”.

Ahora no solamente crea la coreografía del grupo, sino también el vestuario, que este año giró en torno a “La fiesta del té”. “Intento innovar. Trato de no usar lo que usan todos, de ser diferente”. Lo fue al diseñar los trajes de “Muñecas de trapo”, el tema de la comparsa en 2014; “Piratas”, en 2015, cuando los bucaneros salieron con atuendos rosados y fucsias, y “Fiestas monstruosas”, el año pasado.

“Trato que el traje sea elegante y les quede a todos, que los colores estén combinados, uso el blanco para que los demás tonos resalten”, señala. Este año utilizaron pelucas de fomi que representaban colas y flores y, en el caso de los varones, iban decoradas con tazas.

“Creo que la gente espera todos los años qué vamos a hacer. La gente gritaba: ‘¡Meso, Meso!’. Nos pidieron mucha foto, se acercaban a preguntarnos cómo lo hicimos”.

Un par de "Piratas" del grupo de 2015
Los mismos estudiantes adornan su vestuario, cuya confección está a cargo de la modista Wendy Mendieta, quien "lo hace muy bien", subraya Javier. 
“Nos dio mucho trabajo hacer flor por flor de fomi y luego pegarlas”, admite el maestro, que de niño asistió a clases de danza solamente durante seis meses y a escondidas de sus padres. “Me gustaba (bailar) pero no sabía si lo hacía bien”. Cuando cursaba la preparatoria “unas compañeras organizaron un concurso de danza para el festival estudiantil y me dijeron: ‘Ven’. ¡Zas!, nos llevamos el primer lugar. Ahí empecé a decir que me gustaba bailar. La persona que nos montó el baile nos marcaba y yo sabía lo que él me decía, era muy fácil para mí hacerlo”.

Javier, quien en esta ocasión contó con la colaboración de Joselo Gómez, estudiante y bailarín, y Uriel Herrera, estudiante de Diseño, para que en su ausencia fungieran como coaches, procura que la coreografía que crea para la fase escenario del certamen, en la Alemán, “se vea fuerte, sea llamativa y rápida”.

“¿Cómo hago que una persona que no baila, baile? Es muy difícil, lleva mucha paciencia.
Las "Muñecas de trapo" de 2014
Soy de motivar: ‘¿No te sale? ¿Seguro que no te sale? ¿Estás consciente que me estás diciendo que esto que es tan fácil para unos a ti se te hace difícil? ¿Te vas a dar por vencido? ¿Así lo vas a hacer con tu vida?’”, cuenta.

A quienes les cuesta más trabajo aprenderse las secuencias les aconseja buscarse un “coach” entre los demás integrantes del grupo, alguien con quien puedan practicar antes de los ensayos de toda la comparsa, que en principio son en las instalaciones de la escuela y, después, en el parque de San Sebastián. 

Los logros que se han obtenido, dice, son resultado de la cooperación y la energía de los chicos, pues sin ellos la comparsa no sería comparsa.


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