Valentina Avilés Magaña: “Tengo mis metas más claras, ya las veo más cercanas”

Valentina Avilés Magaña en una actuación en el Fórum de Ballet Clásico en Mérida, en julio de 2018


Recién graduada como bailarina, el futuro espera a Valentina Avilés Magaña.

En estos meses la joven yucateca deberá tomar decisiones que la colocarán más cerca de alcanzar la meta que se ha propuesto en la vida: hacer carrera en la danza.

Valentina con la maestra Adria Velázquez. Foto de cortesía
“Cuando es tu pasión, cuando es algo que amas te sientes seguro de lo que quieres”, señala Valentina, de 16 años. “Con las oportunidades que me ha brindado mi familia, mis maestros, poco a poco he tenido claro lo que quiero. Más con todo lo que he experimentado en estos tres años”.

Valentina se refiere al tiempo que ha sido alumna en Córdoba de En Pro del Talento Veracruzano (ProVer), cuyo programa de formación concluyó en mayo pasado con la presentación del examen de graduación en la Escuela Nacional de Ballet “Fernando Alonso”, en La Habana.

“He tenido mis altas y bajas”, admite, “porque el ballet es de muchos sacrificios y demanda muchas cosas. Pero al final hay que pensar en cuál es tu meta para que ése sea el impulso e inspiración”.

En septiembre estará de regreso en Córdoba para trabajar en su participación en el Festival Internacional de Danza que se realizará del 29 de octubre al 2 de noviembre próximos en Orizaba. Los resultados en el certamen podrían influir en una decisión que habrá de tomar antes de que finalice el año: la institución en la que realizará el servicio social en el primer semestre de 2020 y que por ahora tiene como opciones a la Compañía Nacional de Danza, en Ciudad de México, y el Ballet de Monterrey.

Con su mamá Maribel Magaña Díaz de Avilés y hermano Roque
Las experiencias vividas este año, desde preparar su graduación hasta asistir a clases dos meses en la escuela Professione Danza Parma, en Italia; participar en el Festival Internacional de Ballet de Cancún (en el que recibió becas para programas de verano en instituciones de Arizona, Texas y Florida) y destacar en el Tanzolymp de febrero en Berlín (obtuvo el segundo lugar de su rango de edad en la categoría de solo de danza clásica), han dejado huella en Valentina, como ella misma reflexiona. “Me ha cambiado en cuanto a que tengo mis metas más claras, ya las veo más cercanas”.

“Cuando vas a otro lugar todo lo ves desde otra perspectiva. Conoces a bailarines con los que te apoyas, se crean amistades; es muy enriquecedor”.

Con compañeras bailarinas. Foto de cortesía
La experiencia de sustentar exámenes finales en Cuba, para los cuales ensayó el pas de deux de “El Corsario”, “superó mis expectativas”. En la isla Valentina confirmó algo que ya había apreciado en las clases en Córdoba con su profesora Adria Velázquez: “Las maestras cubanas tienen mucha disciplina, le ponen pasión y amor a su trabajo, eso lo inculcan en los bailarines”.

Resalta que la maestra Adria junto con la maestra Martha Sahagún, directora de ProVer, “crean un equipo maravilloso” que ha llevado a los alumnos a sobresalir en concursos y ser admitidos en compañías profesionales.

Valentina subraya que “México me encanta, hay muchísimo potencial”, pero le gustaría tener la oportunidad de actuar con alguna agrupación fuera del país a fin de conocer otros métodos de trabajo y adquirir una perspectiva diferente de la danza. En ese sentido, señala que los artistas del Royal Ballet de Londres y el English National Ballet tienen una técnica y una pasión que le atraen, además de que de la primera compañía forma parte “mi bailarina favorita de todo el mundo: Marianela Núñez”.

Escuchando a la maestra Adria. Foto de cortesía
Reconoce que en México hay factores que dificultan el desarrollo de una carrera en el ballet, como la falta de apoyo al arte; pero aclara: “Eso no es excusa para que (los bailarines) no puedan lucirse más de lo que ya se lucen”.

“Si invirtieran un poquito más se darían cuenta de que los bailarines tienen gran potencial. México tiene el mismo nivel y hasta más para resaltar en el mundo”.

Transmitir sus conocimientos en un salón de clases no lo ha considerado prioritario en sus objetivos profesionales; sin embargo, ya no lo descarta por completo, pues las oportunidades que ha tenido de auxiliar a compañeros y niñas pequeñas “me han emocionado mucho”.

 “Es muy padre enseñar lo que me han enseñado”.


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