AlsurDanza cierra 31 años de trayectoria


Carla Morcillo, Rosalía Loeza, Héctor Manrique y Sergio Borges, y, detrás, Verónica Castillo, en la presentación
de “Y entonces dije…”, de Diego Álvarez Sanóu, en la última función de la compañía AlsurDanza

Una historia termina. Una historia comienza.

La última presentación de AlsurDanza, Compañía de Danza Contemporánea del Estado de Yucatán, al cabo de 31 años de actividades señaló el nacimiento a la vida escénica de “Y entonces dije…”, de Diego Álvarez Sanóu.

Verónica Castillo
Final e inicio. Una idea a la que también se aludió cuando bailarines y directores de la agrupación –actuales y previos–, juntos en el escenario del Teatro Peón Contreras la noche del 23 de noviembre, dedicaron mensajes de despedida al público. La maestra Lourdes Luna Aranda, quien dirigió la compañía de 2004 a 2007, citó su experiencia para asegurar a los artistas que, en ocasiones, el futuro depara algo mucho mejor de lo que se ha perdido.

“Y entonces dije…” fue creada para ser estrenada por la agrupación local, que esperaba conmemorar con la obra su aniversario de trabajo y decidió interpretarla en su función de despedida después de recibir el anuncio de que se pondría fin a AlsurDanza como resultado de la reestructuración de organismos de cultura estatales.

Sergio Borges
“Historia libre que va a ser interpretada por cada espectador”, como la explica su creador, la obra es una sucesión de atmósferas emocionales en las que se respiran angustia, desesperación, nostalgia a través del trabajo corporal de Rosalía Loeza, Verónica Castillo y Sergio Borges, bailarines del AlsurDanza, y Héctor Manrique y Carla Morcillo, invitados.

Previamente a la función, el coreógrafo, que no pudo estar presente en el estreno, había dicho a “Yucatán baila” que “Y entonces dije…” fue creada “a partir de improvisación y pautas, a partir del cuerpo y el movimiento”.

Diego Álvarez con Rosalía Loeza, Héctor Manrique, Verónica Castillo
y Sergio Borges durante un ensayo en el CEBA
“Tengo una música que me aporta diferentes sentimientos, y a través del movimiento, y apoyado por esa música, lo que trato de lograr es que vayamos transitando de una emoción a otra”.

La música es ciertamente una protagonista más de la pieza, que debe en gran medida su intensidad a los sonidos de A Filetta, Kristjan Jarvi, John Luther Adams y Roly Porter y Cynthia Millar.

Diego Álvarez, originario de Costa Rica, donde vive en la provincia de Heredia, es, además de coreógrafo, profesor de talleres y bailarín invitado en la compañía del esloveno Milan Tomasik. Admite que Hispanoamérica es una región complicada para dedicarse a la danza contemporánea, pero “creo que más el acto suicida sería hacer algo de por vida que no te gustara, es más autodestructivo”.

Rosalía Loeza al micrófono pide aplausos para Verónica Castillo, Sergio Borges, Héctor Manrique y Carla Morcillo

Habla con conocimiento de causa: antes de dedicarse por completo a la danza fue empleado de un call center (“trabajaba de 11 de la noche a 7 de la mañana, me iba a la casa a dormir cuatro o cinco horas y luego iba a ensayos”) y vendedor de automóviles. En un momento dado se dijo: “Si quiero hacer esto (bailar) voy a dar el cien por ciento y me dediqué a hacerlo hasta que lo logré”.

“Latinoamérica sí es un lugar muy complicado. Hay muchos prejuicios, pocos fondos económicos para la cultura, falta de educación en cuanto a la identidad”, considera.
En ese sentido, recuerda que a la danza contemporánea se le tiene como “el patito feo” de la disciplina. “En Latinoamérica sí es un arte menospreciado”, admite quien también ha experimentado una respuesta diferente del público, de “estar en el escenario tres días seguidos y siempre teatro lleno”.

“Hay una gran falta de educación en cuanto a la cultura. En ciertos países sí hay un gran interés en acercar desde niños al arte, los teatros tienen membresías por las que la gente paga todo un año y va a ver las obras que quiere; siempre hay iniciativas para atraer a la gente y ella, como está ansiosa de cultura, va a ver los espectáculos”.

“Estamos en una época en la que nada le pertenece a nadie”, señala Diego cuando se le pregunta por las diferencias entre la danza contemporánea que se hace en Hispanoamérica y en Europa.

“Manejamos todos un lenguaje universal”, añade y enseguida matiza: “Una debilidad que tenemos, y eso sí ha marcado una diferencia, es la falta de interés por educarse. Porque en una época en que se tiene acceso a la información de todos lados no es posible quedarse pensando en que lo que uno hace es único y que así va a ser siempre”.

El saludo de integrantes anteriores y actuales de la compañía
“Necesitamos educarnos y saber que cada día hay algo que está surgiendo. La información que tenemos en Latinoamérica es la misma información que se ha recibido en Europa, en Asia; el problema es que en muchas escuelas de Latinoamérica nos enfocamos en lo que fue y no nos actualizamos”.

El 23 de noviembre, al finalizar la presentación de “Y entonces dije…” y después de agradecer los aplausos del público, Rosalía Loeza tomó el micrófono e invitó a subir al escenario a quienes formaron parte de la historia de AlsurDanza en 31 años. Respondieron a la convocatoria, entre otros artistas, Reyna Cruz, Cariño Cervantes, Nicolás Flores, Vania Durán, Adán Argáez, Lourdes Magallanes, Brenda Gil, Emmanuel Gutiérrez y César Pérez, además de los maestros Graciella Torres Polanco y Milton Acereto Solís, último director de la compañía.



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