Patricio Pimienta: “La fotografía de ballet no es suerte, es sincronización”

Fotografía de Patricio Pimienta

El arte de Edgar Degas y la invitación de una maestra a registrar una presentación de sus alumnas de danza hicieron que Patricio Pimienta pusiera los ojos, y la cámara fotográfica, en el ballet.

Fotografía de Patricio Pimienta
Ingeniero en Sistemas de profesión (“tengo un título arrumbado en un cajón con una cédula”), lo que tiempo después se convertiría en un sello de identidad comenzó con una visita al Museo Metropolitano de Nueva York, donde los colores de los cuadros de bailarinas del pintor francés lo atrajeron y le despertaron el interés de recrearlos. “Para tener esos colores necesitas ambientes muy iluminados con luz natural y la gran mayoría de salones de ballet son oscuros”.

En Quintana Roo, donde tiene su hogar en Playa del Carmen, recibió la invitación de una maestra de ballet que había visto sus fotos de una función de teatro a capturar el festival de clausura de cursos de su academia. Patricio le pidió permiso para fotografiar sus clases. “Estuve un año y medio yendo tres
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horas diarias a ver las clases hasta que me aprendí cómo eran las cosas”.


Después de trabajar en una empresa de consultoría en sistemas, Patricio hizo de la fotografía, que aprendió de manera autodidacta, su campo de trabajo. Ahora es conocido por sus imágenes artísticas de bailarinas en escenarios naturales y urbanos, en las que destaca el contraste de las extensiones corporales con las formas del entorno.

El desafío de esta especialización de su disciplina es “hacer una foto con una técnica de danza impecable y que a la vez tenga una técnica de foto impecable”. Porque algunas veces las imágenes que motivan los comentarios más elogiosos de los compañeros de oficio no son las que más satisfacen a sus protagonistas. Así que “el reto está en poder hacer una composición interesante y tener una buena técnica de uso de cámara”.


Fotografía de Patricio Pimienta
Como modelos elige a ejecutantes que “tengan características que me gusten”. Ha comprobado que planear exhaustivamente las escenas no le funciona, por esa razón “me dejo llevar y uso lo que tenga a la mano de la mejor manera”. “Cuando son chicas profesionales les digo: ‘Ponte en plan de diva, tú sabes qué haces bien, qué haces mal; dame lo que me quieras dar y yo lo recibo con mucho gusto’. Por lo general a las bailarinas profesionales no les tengo que decir nada”, aunque sí les llega a dar ideas sobre el espacio o les indica si desea movimientos extendidos o cerrados.


Fotografía de Patricio Pimienta
“Ellas van rotando y cambiando posiciones. Si veo algo que puedo mejorar por el espacio les digo: ‘Quiero que hagas esto, a la izquierda, las manos en tal posición…’”.

Bailarinas yucatecas, como Liliana Aranda y América Díaz, han posado para la cámara de Patricio, quien revela que “durante mucho tiempo fui a Mérida muy seguido, a Bellas Artes; me encanta esa escuela y lo que hacen ahí”. A muchas más las ha retratado en Ciudad de México (como a Scarlett Güémez, Edith Luna, Isis Murcio e Isabel García, de la Compañía Nacional de Danza), Monterrey (Grecia Meza) y Córdoba (Ivana Bueno). 

“Siempre planeo mis vacaciones a lugares donde pueda encontrar bailarinas y
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fotografiarlas”, confiesa.

Admite que aunque siente algo de interés por la danza contemporánea, “no me encanta porque los escenarios son excesivamente oscuros y difíciles de fotografiar”. “No es que no me gusten otros estilos de danza, pero el ballet va más con mi forma de ser. Por lo fantasioso, yo creo (ríe)”.

Patricio sabe que la cámara fotográfica (él usa una Canon) no hace la imagen, pero el equipo “sí ayuda bastante, sobre todo en escenarios, porque no es lo mismo tener una cámara con la que puedes tener ISOs muy altos con poco ruido a una que no te dé ese tipo de prestaciones”. Sin embargo, “no te sirve de nada tener el equipo más caro del mundo si no sabes lo que estás fotografiando, si sólo fotografías por ráfagas y a ver cuál te sale bien. Tienes que entrenar los ojos y el dedo para anticipar movimientos. La fotografía de ballet no es suerte, es sincronización”.


Fotografía de Patricio Pimienta

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