Jorge Iuit: "El éxito uno lo construye conforme va creciendo y madurando como bailarín y persona"

Jorge Iuit fotografiado por José Ares en la Alameda
Jorge Iuit no necesita decirlo para hacer saber a qué se dedica. La espalda recta y el modo de andar delatan la naturaleza de bailarín del yucateco, solista de la compañía EOS, que dirige Jorge Vega en Ciudad de México. Y aunque toma unos minutos más descubrirlo, también queda en evidencia la personalidad distendida y predispuesta a la risa de este joven que, en el cruce de caminos en que debía decidir su futuro, eligió a la danza sobre el magisterio.
“Me parece complicado medir el éxito en el ballet, siempre todo es perfeccionable, desde la clase…”, dice Jorge.

“Llegar a ser una primera figura te da un nivel, pero no te da éxito. El éxito uno lo construye conforme va creciendo y madurando como bailarín y persona. El día que yo diga: ‘Hice todo lo que pude hacer, dejé mi alma en el escenario, me gasté diez mil pares de zapatillas por hacer lo que me gusta’, ahí va a estar el éxito; que yo decida que ya no voy a bailar pero con la satisfacción de haber hecho todo lo que estuvo en mis manos”. 

Jorge estuvo durante una semana de julio en esta ciudad para acompañar el Ballet Weekend Workshop que él promovió junto con Rebeca Díaz y que impartieron en Mérida Dance Center el propio Jorge Vega, quien fue primer bailarín del Ballet Nacional de Cuba, la Compañía Nacional de Danza y el Taller Coreógrafico de la UNAM, e Irma Morales, también ex primera figura de la CND. 

Fotografía de Alejandro Treviño
Con EOS, a la que se unió a principios de este año, Jorge se presentará el próximo sábado 13, a las 8 p.m., en el Centro de Convenciones de Campeche, en una gala convocada por la Universidad Autónoma del vecino estado, con entrada gratuita. En febrero pasado, en un programa similar organizado por la misma institución académica hizo su debut con la agrupación, con la que también se ha presentado en León y el Teatro de la Danza de la capital del país.

Y eso que el inicio de su relación con EOS tuvo al reloj en contra.

“Según yo salí con tiempo, pero llegué tarde (a la clase)”, confiesa. “Ya había empezado, me amarré la cola y le dije (a Jorge Vega): ‘¿Maestro, puedo pasar?’. Me dijo: ‘Sí, que no sé qué, me hablaron de ti, pero apúrale…’. El mal humor inicial… Claro, yo tampoco, si llega alguien 40 minutos tarde digo: ‘No puedes pasar, ¿qué crees que es esto?’ (ríe). Acabó la clase y me dijo: ‘¿Qué posibilidades tienes de viajar con nosotros?’. Yo: ‘Todas’. ‘Nos vamos en febrero a Campeche, quiero que estés en la gala, te vas a aprender esto, vas a bailar esto…’. Y dije: ‘A ver, ¿qué está pasando?’”.

Pasaba que se abría una oportunidad para continuar su experiencia escénica después de que por su estatura (1.70 metros) no fuera aceptado en las audiciones que realizó la CND en busca de nuevos integrantes (la altura mínima requerida para los varones fue de 1.73), a pesar de que ya había formado parte del cuerpo de baile en producciones de la Compañía, en ese entonces dirigida por Laura Morelos.

En un salón de Mérida Dance Center, en julio
Como estudiante de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea –se graduó apenas el mes pasado– Jorge tenía la posibilidad de tomar clases con la CND, lo que comenzó a hacer en julio de 2015. “(La función de) ‘Cri Cri’ era la siguiente semana y no había gente. (Laura Morelos) me vio en clase y me dijo: ‘Apréndete todo’”. En octubre, el día del ensayo con vestuario de “Sueño de una noche de verano”, de James Kelly, “se lastimó un chico; el suplente no era yo y llegó (la directora) y dijo: ‘No, que pongan a Iuit’. El ensayo era a las 5 de la tarde. Salí a las 2, me enchufé los audífonos y a ver el vídeo y seguir repasando porque de ahí cuelga tu vida; si no puedes pues vas para fuera (ríe). Fue bastante estresante, aparte el compañero al que le quitaron el lugar era un compañero de la escuela, tuvimos roces, pero no dependía de mí”.

En sus meses en la CND, que concluyeron en enero, también intervino con el cuerpo de baile en “Fanfarria” de Carlos López, en el homenaje que la Compañía rindió al coreógrafo en septiembre. Así que no ser aceptado en la agrupación por su estatura “fue superfuerte”.

Pero ahora “estoy supercontento, nunca pensé hacer roles de solista en una compañía justo por la estatura”. “Cuando tienes una limitante como ésa tienes que trabajar el cuádruple para que te vean”, hay que “esforzarse y ser el mejor de los chiquitos, meterle muchas ganas”.

Jorge (a la derecha) con Daniel Gómez
Con EOS, que tiene un repertorio de obras clásicas y neoclásicas, algunas de ellas de Jorge Vega, ha bailado los pas de deux “Satanella” de “El Carnaval de Venecia” y del tercer acto de “Coppelia”, una adaptación de Vega del “Macbeth” de Shakespeare y una coreografía inspirada en un poema de Pablo Neruda. Además de actuar con la compañía, Jorge es maestro de ballet en dos planteles de la capital.

La docencia pudo llegar a ser su profesión, de haber entrado a cualquiera de las dos instituciones en las que aprobó el examen de admisión al terminar la preparatoria: la Facultad de Educación de la Uady y la Escuela Normal. Pero Jorge también había solicitado su ingreso –y lo habían aceptado– en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea. En la encrucijada se dijo: “Pues es que yo quiero bailar”. Su elección en un principio no fue del todo comprendida en casa. “Para mis papás fue un poco difícil entender que es una carrera también”.

A las ideas en las familias sobre esta profesión las considera uno de los obstáculos para que muchos más bailarines yucatecos logren proyección fuera del Estado. Otro es que “la academia en Yucatán es de mucho interés; yo puedo formar a un chico y decir: ‘Ya no puedo darle más, que se vaya con otra persona’; aquí no, es: ‘Se queda conmigo’. Y lo llevan a concursos no para que él crezca sino para que la escuela quede bien. Y si el chico dice: ‘Es que me invitaron a bailar…’. ‘No, porque yo te formé y aquí tienes cosas que hacer’. Un maestro no puede retener a la gente, debes ser honesto contigo: qué es lo que tú le puedes ofrecer, (después) llevarlo a otras manos y que esas manos lo sigan pasando, y así hasta llegar a ser una gran figura”.

En "Cri Cri" con la Compañía Nacional de
Danza. Fotografía de Carlos Quezada
Y está también que el Centro Estatal de Bellas Artes “no compite con la Escuela Nacional, la Escuela Superior de Danza y Música de Monterrey o Fomento Artístico Cordobés; no hay ese impulso de ‘somos la escuela donde vamos a formar bailarines de primer nivel que se van a ir a bailar a todos lados’; (los alumnos) van porque es su hobby”.

Sin embargo, del CEBA (donde permaneció dos años después de sus primeras clases de danza en el Cecuny) destaca la figura de la maestra Analila Jiménez, quien “me puso el chip de ballet” y lo envió al Concurso Nacional Infantil y Juvenil de Danza Clásica 2011, que tuvo lugar en Mérida y del que resultó finalista. Ese mismo año comenzó sus estudios en la Escuela Nacional, donde Jorge, ex integrante de la selección de danza de la Preparatoria 2 y medalla de plata en el Concurso Attitude de la maestra Fabienne Lacheré, ha recibido su preparación más fuerte, aunque le reconoce a la Joffrey Ballet School de Nueva York, donde asistió a clases en el verano de 2013, que le enseñara a moverse de otra forma y comenzara a bailar contemporáneo y neoclásico.

“Lo último que bailé en la Escuela fue un ballet que duraba 40 minutos y era neoclásico. Como que todo se fue encaminando a que algo pasara. La vida me metió en los momentos correctos”.

En "Satanella" con EOS. Fotografía
de Guillermo Galindo

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