Que hablen las estrellas

Fabrice Calmels y Anaís Bueno en "After de Rain", en la
gala de clausura del Festival de Danza Córdoba

Hace 15 días que comenzó el año y aún tenemos en la boca el sabor de las experiencias de 2017. Por ejemplo, la asistencia a la gala de clausura del Festival Internacional de Danza Córdoba, que el 4 de noviembre reunió en el mismo escenario tanto a jóvenes talentos que se están abriendo camino como a figuras ya consolidadas.

Taras Domitro y Adiarys Almeida en "El Corsario"
Cinco invitados a la cita veracruzana —en la que ocho yucatecos recibieron becas y/o el pase a la final del Youth America Grand Prix, en Nueva York nos compartieron sus puntos de vista sobre temas variados, desde la incursión de bailarines clásicos en la danza contemporánea y la permanencia de las grandes escuelas de ballet hasta la diferencia entre las tradiciones europeas y estadounidenses, y la posibilidad de que los jóvenes mexicanos desarrollen una carrera en una compañía profesional.

Esto fue lo que nos dijeron:

El consejo de Taras Domitro, ex principal del Ballet de San Francisco y actualmente artista independiente, para los chicos que se están formando es “escuchar al maestro, hacerle caso”, porque, “como casi todas las carreras que son físicas, hay que trabajar duro, el ballet es una carrera muy sacrificada”.

Taras Domitro
“Hay bailarines que gustan, hay bailarines que no gustan. ¿Cuál es la diferencia con los bailarines de más éxito? Probablemente la técnica y la parte artística. Al final del día estás interpretando un papel que tiene una historia detrás”.

“De México tengo recuerdo muy buenos. En Yucatán bailé mucho con el Ballet de Cuba (en las visitas que la compañía hizo a Mérida de 2005 a 2007). Tengo muy buenos recuerdos de México en general, me gusta mucho venir a bailar”.

Adiarys Almeida, quien ha sido parte de los ballets de Cincinnati y Boston y ahora también se desempeña como artista invitada, piensa que las futuras generaciones deben “mantener la disciplina, enfocarse en lo que quieren porque es bien difícil, sobre todo mentalmente”.

Adiarys Almeida
“Entre las nuevas generaciones hay muchos bailarines buenísimos, pueden hacer muchas cosas técnicamente, pero la parte artística a veces falta”. Hay que “llegarle al público de otra manera”.

“Bailar otro tipo de cosas, como contemporáneo, te ayuda muchísimo a la hora de desarrollarte en el movimiento artístico, pero yo todavía disfruto mucho bailar el clásico”.

Jurgita Dronina, principal de los ballets Nacional de Canadá y Nacional Inglés. A este último también pertenece Isaac Hernández, partenaire de Jurgita en galas internacionales y su compañero en el Ballet Nacional Holandés, al que ambos pertenecieron anteriormente: “Conozco a algunos bailarines mexicanos, son muy talentosos. He actuado mucho con Isaac en ‘Despertares’ y el público realmente lo aprecia, le gusta mucho ver ballet, lo lleva a un lugar diferente… Veo que hay muchas dificultades (en el país), así que siento que el ballet es algo diferente para la gente que viene a vernos. Ha habido colas de tres horas para recibir un autógrafo y he visto gente desde cinco años hasta casi 90. Es conmovedor ver que se logra estar cerca del público. Y la gente es muy cálida y agradable”.

Jurgita Dronina como Kitri en "Don Quijote"
Jurgita nació en Rusia, se crió en Lituania y estudió en este país y Alemania antes de unirse al Ballet Real de Suecia y de ahí a las compañías holandesa, canadiense e inglesa. “Ahora que realmente no hay fronteras en Europa viajamos mucho, los bailarines cambian mucho de compañías para obtener lo más que puedan de sus carreras. No sería correcto decir que seguimos bailando como los rusos solían bailar… Desde luego, hay diferencias entre escuelas, cada una tiene su propia marca, de modo que puedes ver el entrenamiento de un bailarín, si es cubano, francés, ruso, incluso inglés e italiano; pero el repertorio es tan amplio y variado que los bailarines inteligentes toman lo mejor de cada escuela para convertirse en el mejor bailarín que pueden ser y no quedar ‘atrapados’ en una sola forma de danza. Tenemos que ser muy versátiles”.

Con Francesco Gabriele Frola en "La Sílfide"
De Isaac Hernández recuerda que “la primera vez que lo vi fue en un concurso en Moscú en 2005, había unos cuantos bailarines mexicanos pero él sobresalía”. El tapatío “realmente lleva culturalmente el nombre de México al mundo, es increíble ver eso; también, lo que la gente hace por su país cuando vuelve, también es el caso de Elisa (Carrillo)”.

Fabrice Calmels, artista del Joffrey Ballet: Dedicarse a la danza en Estados Unidos en comparación con hacerlo en Europa (él nació en Francia y estudió en la Escuela del Ballet de la Ópera de París) es “muy diferente porque en Estados Unidos todo es financiado con recursos privados”.

Fabrice Calmels y Anaís Bueno
Como ejemplo cita que en el Ballet de la Ópera de París “la escuela es financiada por el gobierno, la compañía es financiada por el gobierno, así que hay mucho más dinero para tener un mejor repertorio, espectáculos, intérpretes, producciones; mientras que en Estados Unidos esto depende de fondos privados, así que algunas veces estás limitado”.
En Estados Unidos “los bailarines y las compañías tienen el reto de convencer de que hay una buena razón para invertir en arte; en ocasiones es difícil porque hay que hacer eventos de recaudación de fondos, hay que restituir a los donantes, así que es una batalla constante”.

Siendo su país de acogida una mezcla de orígenes y costumbres, ¿es difícil adaptarse a los diferentes escuelas formativas que se reúnen en una compañía? “No lo es. El Joffrey Ballet da oportunidades a muchos coreógrafos y cada uno llega con un estilo propio; ellos están abiertos a elaborados movimientos que se ven bien en los bailarines, buscan fluidez y una combinación de lo que quieren ver en el escenario. (Entre los integrantes de la compañía) no hay un solo un estilo, cada uno tiene una técnica diferente; pero es interesante ver cómo fueron entrenados y cómo usan esa técnica para ejecutar la visión de alguien más. No tenemos que adaptarnos, tenemos que estar abiertos a lo que nos llega”.

“La gente en México es vibrante, siento que, debido a las limitaciones del país, abrazan más la danza que en Estados Unidos porque ponen el corazón en la pasión de la danza y eso se ve: aprecian no sólo lo que se baila, sino también al que viene a bailar. Creo que el público es más cálido y mejor”.

Anaís Bueno y Fabrice Calmels
Anaís Bueno, ex alumna de Martha Sahagún en Fomento Artístico Cordobés y actualmente artista del Joffrey Ballet: “Yo todo se lo debo a Martha, desde chica ella vio algo en mí y desde siempre me motivó. Fui la primera de la academia en ir al Youth America Grand Prix y obviamente no sabíamos qué esperar. Me di cuenta al llegar a Nueva York, al ver a bailarines profesionales, las oportunidades que tienen en el mundo y que directores de otras escuelas mostraban interés en mí; vi que tenía la posibilidad de seguir y bailar profesionalmente. Aunque yo no creía en mí, Martha seguía. Cuando me ofrecieron la beca a Alemania, a la John Cranko School, me fui y decidí que quería bailar profesionalmente”.

En el agradecimiento final
“Cualquier persona con dedicación y mucho, mucho, mucho trabajo puede llegar adonde estoy”.


“Se requiere mucho sacrificio, tienes que saber claramente cuál es tu meta. Tuve que dejar a mi familia desde muy chica para irme del otro lado del mundo a seguir con mis entrenamientos porque en México no podía. Ojalá algún día se pueda encontrar en México escuelas de ese nivel. Sólo tú mismo sabes hasta dónde puedes llegar. El límite te lo pones tú”.

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