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Sianna Camila Muñoz Rodríguez en Danza Aérea Akros |
Martha
Graham escribió en 1953 que el bailarín se convierte “de alguna manera en un atleta
de Dios”. Si se busca comprobar las posibilidades del encuentro de arte y
deporte, la danza aérea puede servir de guía.
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Los directores Jonathan Muñoz Liebre y
Estefanni Rodríguez Marcín |
“Para mí es
los dos”, dice el maestro Jonathan Muñoz Liebre, cofundador con Estefanni
Rodríguez Marcín de Danza Aérea Akros. “Tiene mucho de deporte, es muchísimo el
esfuerzo que se hace y las condiciones de fuerza y flexibilidad que se logran.
Y también tenemos la parte artística”.
Estefanni y
Jonathan son ellos mismos bailarines, graduados, la primera, del Centro Estatal
de Bellas Artes (CEBA) de Mérida y, él, del Estudio de Danza Profesional de
Emma Pulido en Ciudad de México. Ambos formaban parte de una compañía de
espectáculos de Cancún cuando en 2005, por los requerimientos de montaje de un
show, recibieron durante un mes un curso intensivo de danza aérea a cargo de Javier
Moreno, de Siguiente Escena. Éste fue el punto de partida de otros más.
“Después de
ese primer curso empezamos a hacer nuestra propia investigación, a entrenar, buscar,
conocer, compartir y recibir de compañeros acróbatas”, indica Jonathan, quien recuerda
que por esos años la disciplina comenzó a cobrar auge en esa parte de la
Península.
En Yucatán
la situación era diferente, “no se conocía en realidad, se tenía sólo una idea”.
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De arriba hacia abajo: Rodrigo Llanes,
Jennifer Vázquez y Andrea Castellanos |
Es por eso
que cuando Estefanni se retiró como ejecutante ella y Jonathan decidieron abrir
en enero de 2011 una escuela de danza aérea en esta ciudad. “Al inicio dar a
conocer la disciplina nos costó un poco de trabajo, no hubo una respuesta muy
fuerte”, apunta Jonathan. El número de alumnos en un principio era de ocho y
ahora asciende a un promedio de 72, considerando que hay algunos que suspenden
su entrenamiento unos meses para posteriormente regresar.
Las clases
se ofrecen a personas a partir de siete años y, de acuerdo con Jonathan, “no
hemos descubierto todavía” una edad límite para aprender danza aérea. “Seguimos
sorprendiéndonos de la gente que llega. Nos pregunta si puede, nosotros
contestamos: ‘Sí, si lo quieres hacer y estás consciente de que vas a tener que
trabajar’”. Su alumno de más edad hasta ahora ha sido una mujer de 52 años, que
“tuvo logros superimportantes”.
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Un espectáculo de Akros. La fotografía es de José Mis |
“Hacemos un
acondicionamiento físico muy enfocado a la danza, que hoy en día lleva
ejercicios de yoga, Pilates, de mucha flexibilidad y resistencia”, explica.
Así, los alumnos adquieren poco a poco fuerza y elasticidad. “Les insistimos
mucho en la respiración, no es necesario que estén superdelgaditos o
superfuertes. Vamos analizando las condiciones de cada persona y desglosando
los ejercicios de acuerdo con el nivel de cada una. Tratamos de conocer los
puntos (a favor) para que los aprovechen más y vayan creciendo”.
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Espectáculo de Akros. Foto José Mis |
“Nuestro
lema es ‘Tan alto como quieres llegar’”, añade. “Unos avanzan muy rápido, otros
menos; en promedio se necesitan dos años para ser buenos si hay muchas ganas y
disposición”.
El grupo de
talentos de Akros ha participado en varios espectáculos abiertos al público en
general, como “La creación según el Popol Vuh”, “Mi lindo Mérida” y “El
universo”, que, en coproducción con la maestra Cristina Marcín, se han presentado en el Mérida Fest y en diferentes ediciones de La Noche Blanca. También
ha actuado en eventos de los carnavales de Mérida y Campeche y en funciones
privadas.
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Jénnifer Vázquez en un entrenamiento |
¿Cómo saber
que nos encontramos ante un buen espectáculo de danza aérea? Jonathan nos
ofrece algunas claves: “La persona debe haber llegado a un nivel óptimo para
ejecutar (la coreografía) de manera limpia, que se vea ligera, que no se vea el
esfuerzo que se está desarrollando por dentro, que pareciera casi caminando en
el piso, en su elemento. Aparte, lo que hay alrededor de un buen espectáculo:
iluminación, escenografía…”.
En Akros se
ofrecen clases de lunes a jueves de 10 a 11:30 a.m. y de 6:30 a 8 y de 8 a 9:30 p.m., y sábados de
10:30 a 1:30. Los viernes se trabaja solamente con los integrantes del grupo
que participa en los espectáculos.
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