“Mi meta es vivir de bailar”

 

Ricardo Vásquez Allen fotografiado por Fabiola Vázquez

“Planeo dedicar toda mi vida a la danza. Si algo no me lo permite, sé que lo intenté; pero ahora solo pienso en la danza”.

Ese intento al que se refiere Ricardo Vásquez Allen cuando dice lo anterior incluye dejar Mérida para unirse en septiembre próximo a la Universidad de las Artes (University of the Arts) en Zúrich, Suiza, a fin de continuar su formación en una expresión artística en la que se inició hace tres años y en la que fue profundizando hasta hacerle pensar ahora en convertirla en su profesión.

La fotografía es de Raquel Chávez
“Mi meta”, confiesa a “Yucatán baila”, es “estar en una compañía, vivir de bailar y, después, regresar a México para apoyar a las personas que no tienen la oportunidad” de recibir preparación en esta disciplina.

De 17 años, Ricardo se está graduando del bachillerato en la Preparatoria número 2 de la Uady. En esta escuela fue donde comenzó a bailar, al unirse a la selección de jazz que dirige la maestra Aída Luz Gómez Escalante. En ese entonces practicante de CrossFit, admite que en un principio no le prestaba mayor atención a la danza, pero “avanzó el tiempo y me empezó a interesar mucho, a gustar más”.

Ese cambio de opinión lo motivó a inscribirse en Antara Dance Studio, que encabeza la maestra Neidy Martínez Álvarez. Después de seis meses de recibir solamente clases de jazz, la maestra Martínez le ofreció una beca para asistir a los cursos de las demás disciplinas, entre ellas ballet, hip hop y lírico. “Fue cuando conocí al maestro César Ramos, que me apoyó mucho en la parte de ballet; crecí mucho con él”, recuerda.

“Al principio tomé el rumbo de lo urbano”, continúa. “Estuve dos años yendo a cursos y mi principal enfoque era la danza urbana”.

Pero sus intereses darían un giro con la declaración de la pandemia del Covid-19 en Yucatán, en marzo de 2020. A raíz del confinamiento, los estudiantes de Antara empezaron a recibir clases en línea y, en el caso de Ricardo, eso incluyó de danza contemporánea con el maestro Jorge Solís Baz. Fue entonces que “me empezó a llamar mucho la atención, porque el contemporáneo es muy diferente, engloba todo lo que me gusta”.

Cuando el año pasado el Conservatorio de Danza de Yucatán, dirigido por la maestra Lourdes Luna, abrió la convocatoria para integrar un nuevo Grupo Especial Becado, Ricardo audicionó en agosto por un lugar y fue aceptado. Estudiante al mismo tiempo en Antara Dance Studio y el Conservatorio de Danza, “empecé a concentrarme más en el contemporáneo. Seguí tomando urbano, pero empecé a dirigir mi camino a otro lado. Y fue que me di cuenta que me quería dedicar a la danza, pero a la contemporánea; me dije: ‘Es la que me apasiona más’”.

Ricardo y Mariana Díaz, en foto de Nina Vásquez Allen

Al acercarse el momento de tomar una decisión sobre lo que haría al finalizar la preparatoria, Ricardo sabía que sería seguir estudiando danza, pero no en dónde. Pensó en solicitar su ingreso en alguna institución del país, pero sus padres, señores Ricardo Vásquez Odi y Nina Rosa Allen Novelo, lo animaron a investigar opciones fuera de México. Encontró la Zurich University of the Arts, donde se imparten licenciaturas y maestrías en danza, música, teatro, cine y diseño, entre otras artes.

Su intención inicial era inscribirse en 2022; sin embargo, prefirió hacerlo esto año aprovechando que, debido a las restricciones a la movilidad por la pandemia, la universidad permitió que las audiciones fueran en línea y no presenciales, como es la norma. 

Bajo la guía de la maestra Lisa Torres Luna, su profesora de danza contemporánea en el Conservatorio de Danza de Yucatán, preparó la coreografía con música de Pan Sonic que enviaría en vídeo en marzo para postularse (la puedes ver en este enlace: https://www.instagram.com/p/COQowywh0Lx/?utm_medium=share_sheet), junto con una clase de ballet, para la cual contó con la colaboración del maestro César Ramos, y una presentación oral de sí mismo.

“Después de las vacaciones de abril me llegó un correo de la escuela diciendo que había sido aceptado. Me emocioné porque fue mi primera audición, en una escuela de las más famosas de artes en Europa”, reconoce. Pero todavía faltaba superar una segunda etapa, en la que Ricardo debía sostener una entrevista en inglés con maestros de la institución suiza.

“Tenía mucho miedo”, asegura. “Me preguntaron por qué me apasiona la danza, qué voy a hacer en estos tres años (que dura el programa académico) y les conté un poco de quién era”.

“A los cinco días me llegó la noticia de que pasé. Primero no lo creí. Fue muy irreal”.

La carta de aceptación de la universidad
Lo siguiente fue darle “la noticia a todos los maestros que me apoyaron, porque hubo un sinfín de maestros que estuvieron en mi recorrido”, entre los cuales, además de todos los mencionados, figuran también Anna Carrillo, profesora de urbano en Antara, y Raquel Chávez y Roxana Castillo, de urbano y de ballet, respectivamente, en el Conservatorio.

“Luego vino la realidad de vivir en otro lado, los gastos que se deben hacer…”, añade Ricardo, quien explica que para costear su traslado y permanencia en Suiza ha solicitado apoyo de la asociación civil Cultura Yucatán, que cubrió el boleto de avión a Zúrich, y del Ayuntamiento de Mérida, que le asignó recursos para su sostenimiento durante el primer mes.

Para terminar de reunir los fondos necesarios, junto con sus padres promueve una rifa de 5,000 pesos en efectivo, para la cual se venden boletos  a 100 pesos cada uno. Se puede participar hasta el próximo domingo 20. (Los interesados puede enviar un mensaje al perfil _ricardovasquezz en Instagram).

Además del programa de estudios, de la University of the Arts le interesaba el reconocimiento del nivel técnico de sus egresados y el prestigio de sus maestros. Ahora, con miras a su viaje a Suiza se está “preparando no solo físicamente sino también psicológicamente y con la ayuda de todos mis maestros”.

Admirador de la obra coreográfica de Juliano Nunes y Kenan Dinkelmann, Ricardo afirma que “en México estamos llenos de arte, pero no nos apoyan, no nos dan impulso porque no se le ve como una carrera”.

“Tengo amigos muy talentosos a los que sus papás no les dejan estudiar (danza) o no tienen las posibilidades económicas, que es lo que más influye”, añade. “Planeo dedicar toda mi vida a la danza: graduarme, buscar una compañía… no sé si pueda crear mi propia compañía”.



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