La Sinfónica de Yucatán, abierta a diferentes géneros de danza
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El saludo final del maestro Juan Carlos Lomónaco y bailarines de la CND al concluir la función de "Giselle" del 17 de octubre de 2014 en el Teatro Peón Contreras. La fotografía es de cortesía |
Es
posible imaginar en el foso la agitación de los arcos cuando la campesina enamorada, ya ajena a la realidad,
vive sus últimos
segundos, roto el corazón por la decepción amorosa. Antes, cuando todo era felicidad, se adivinaba a los mismos
arcos en su propio cortejo al violín para evocar la dulzura y candidez de la jovencita.
El
cuerno que toca Hilarión para llamar de vuelta a los cazadores vibra con los cornos que surgen
ahí abajo y trompetas y percusiones contribuyen a sellar el final del guardabosques,
maldito por su amor no correspondido.
Es
el viernes 17 de octubre de 2014 en el Teatro Peón Contreras. La Compañía Nacional de Danza ha viajado a Mérida con la maleta llena de un clásico, “Giselle”,
para participar en el Festival Internacional de la Cultura Maya. Ésta es la primera de tres funciones (la tercera se decide una vez que la agrupación está en la ciudad, debido al interés que despierta su visita) que la CND ha programado con un chambelán entonces de diez años: la Orquesta Sinfónica de Yucatán.
Tiempo
atrás, el director
de la OSY, Juan Carlos Lomónaco, había confesado su interés en incluir una nueva representación de ballet en los programas de la orquesta, algo en lo que ya
visualizaba la participación de la CND dada su relación con la compañía, con la que ha colaborado como huésped de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes en
funciones en Ciudad de México, entre ellas las de “El Cascanueces” en el Auditorio Nacional.
La
“Giselle” de octubre de 2014 fue la primera presentación conjunta de la Compañía Nacional de Danza y la Sinfónica de Yucatán, y la primera en Mérida de la CND y Juan Carlos Lomónaco.
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El reconocimiento a la Sinfónica en el foso. Foto de cortesía |
Pero aunque el ballet ha sido el género que ha marcado hasta ahora las experiencias de la OSY en programas de danza (en 2006 y 2007 acompañó al Ballet Nacional de Cuba en “El lago de los cisnes” y “Coppelia”, respectivamente; en 2008, a la Compañía Provincial de Ballet y a invitados y solistas del Centro de Arte Bertha de la Peña, y en 2009, de nuevo a bailarines de la academia dirigida por la recientemente fallecida maestra), en un futuro eso podría ser diferente. El maestro Lomónaco nos dice que, “buscando la excelencia”, sí consideraría la posibilidad de la que OSY interpretara la música en presentaciones de agrupaciones de otros géneros, como el contemporáneo y el folclórico.
A
pesar de llevar toda la responsabilidad de la música en su batuta, asegura que sí se puede disfrutar una función de danza mientras se dirige a la orquesta. De hecho,
se puede “mucho,
de forma más
intensa al ser parte de un todo”.
Como
espectador piensa que “de la calidad de ambos” depende que desde la butaca le preste más atención a la música o a la interpretación dancística.
El
maestro Lomónaco
recuerda que la primera función de danza que vio fue “El Cascanueces”, el programa obligado de invierno de compañías alrededor del mundo. Y la primera que dirigió al frente de una orquesta fue “La Cenicienta”, con la música de Sergei Prokofiev. Otra “Cenicienta” -la ópera de Gioachino Rossini- cerró la XXIII Temporada de la Sinfónica, en junio de 2015.
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