Jorge Emilio Peña de la Canal desea hacer del ballet “una carrera y mi trabajo”
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Jorge Emilio Peña de la Canal como Alí, en el Concurso Nacional de Ballet Infantil y Juvenil. Foto de Guillermo Galindo |
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En "Zorba", de Josué Rebollo, durante el certamen. Foto: Guillermo Galindo |
De 15 años de edad y admirador de Rudolf Nureyev “por la forma en que llegó a la danza” –“Es un gran bailarín y coreógrafo que, poco a poco, yendo de lugar en lugar logró encontrar dónde le gustaba estar”, explica–, su primer contacto con el baile como estudiante fue a través del jazz en Milne Academia de Danzas, escuela de la que ya eran alumnas sus hermanas Montserrat y Valeria y donde, cuando tenía 10 años, lo invitaron a participar en un espectáculo de ese género.
“Al final”, recuerda, “tomé la decisión y entré a la academia”, que continuaría siendo su centro de formación hasta el momento de viajar a Córdoba y en la que con el tiempo se uniría a clases de tap y ballet.
En la determinación de Jorge Emilio de abrazar el ballet como opción de vida influyó el
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Foto de Guillermo Galindo |
En casa no fue fácil dar el paso adelante que se requería para que el adolescente entrara a ProVer, según admiten sus papás, Jorge Peña Núñez y Cynthia de la Canal, pero después de comprobar la convicción del bailarín, escuchar los consejos de las maestras Milne y Karla Barrera Mañé, y escuchar el testimonio de Isaac “logramos decidirnos a mandarlo a Córdoba”. “Nos emocionaba mucho que la maestra Martha Sahagún (directora del programa) y la maestra Adria (Velázquez) lo invitaran a formar parte de ProVer; era su momento para empezar a volar”.
Para Jorge Emilio, continuar su preparación en Veracruz representa “una oportunidad única” porque se cuenta con un programa centrado específicamente en bailarines varones y con maestros destacados. “Realmente no se me ha hecho ni fácil ni difícil estudiar en Córdoba, lo que me costó más trabajo fue adaptarme a estar en un nuevo ambiente, muy diferente al de Mérida”.
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Foto de Guillermo Galindo |
Para el concurso de julio pasado ensayó durante seis meses sus coreografías, la variación de Alí de “El Corsario”, y “Zorba”, de Josué Rebollo, que eligieron el propio Rebollo y las maestras Martha y Adria. “Pienso que mi estructura física me ha ayudado mucho”, admite. “Una de las cosas que buscan las escuelas y/o compañías son personas largas y delgadas que se puedan proyectar ampliamente en el escenario. También me ha ayudado ser disciplinado, la constancia y trabajar duro muchas horas”.
Jorge Emilio, a quien le gustaría ponerse en la piel del esclavo Alí en una representación
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Foto de Guillermo Galindo |
Sus papás opinan que, “mientras haga lo que le guste y esté convencido de que eso es lo quiere, pues adelante, a apoyarlo en todo lo que necesite”.
“Es admirable”, subrayan, “que a tan corta edad sea tan claro en lo que le gusta, que haya encontrado su elemento”.
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