Los Ballets Trockadero: De cómo hacer reír es todo un arte
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Carlos Hopuy y Long Zou como Odette y Sigfrido. Foto de Los Ballets Trockadero de Montecarlo / Zoran Jelenic |
Se necesitan unos pocos acordes para reconocer el entramado
sonoro de “El lago de los cisnes”. Y fácilmente se identifica, con el vestuario
de tonos oscuros y el gesto grave, a Von Rothbart, el antagonista de la
historia, que remata su introducción saliendo del escenario junto a una de sus
doncellas embrujadas: ¿un cisne de utilería?
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"Go for Barroco". Fotografía Los Ballets Trockadero de Montecarlo / Zoran Jelenic |
Las funciones de Los Ballets Trockadero de Montecarlo están
repletas de momentos como éste, de absurdos cómicos, deformaciones divertidas de
los clásicos de la danza, reinterpretaciones jocosas de tramas y personajes conocidos,
y, también, de despliegue de técnica por ejecutantes varones que asumen todos los
roles (masculinos y femeninos) de las obras y, por lo tanto, buena parte del
tiempo la pasan bailando en puntas.
En la presentación que por primera vez en su historia
ofreció la compañía en Mérida, el domingo 2 de junio en el auditorio de La
Isla, Carlos Hopuy indujo por un lado a la risa con sus crisis emocionales como
Odette en “El lago de los cisnes” y asombró por el otro con la flexión de sus
empeines y la precisión de sus arabescos y sissones. Long Zou, como Raymonda, hizo
sonreír al repetir una entrada en la que el equipo técnico falló en adaptar la
iluminación y entusiasmó con la ejecución de su variación.
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El saludo al finalizar el segundo acto de "El lago de los cisnes" |
El humor comenzó incluso antes de que los artistas tomaran
el escenario. Al anunciar el programa de tres partes, una voz en off mencionó
los nombres del elenco, evocaciones de divas rusas, y pidió disculpas a nombre
de Maya Nunca-se-calla, ausente en la velada por estar actuando con el Real Ballet
de Kanasín. Después de informar que se verían el segundo acto de “El lago de
los cisnes”, “Tarantela”, “Go for Barroco”, “La muerte del cisne” y el tercer
acto de “Raymonda”, el presentador exhortó al público a no tomar fotografías
ante el riesgo de que los flashes recordaran a las bailarinas –que “están de
muy buen humor”– las ráfagas de los fusiles bolcheviques.
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El maestro Tory Dobrin, director de la compañía |
Además de Mérida, en su más reciente gira por el país la
compañía actuó también en Guadalajara y Ciudad de México, siempre bajo la guía
del director Tory Dobrin, quien asegura que un hombre afronta los mismos retos
que una mujer al interpretar papeles creados para bailarinas.
“La actitud la desarrollas lentamente”, le dijo Dobrin a“Yucatán
baila” durante una pausa de la función. “La mayoría de los chicos (de la
compañía) son muy graciosos, así que la actitud no es un problema”.
¿Qué hay de la dificultad de bailar en puntas para un varón?
Los Trocks, explica, está integrado por “bailarines entrenados y las puntas son
solo otra técnica de ballet; las niñas, cuando aún no son bailarinas, deben
aprender a trabajar en puntas al mismo tiempo que aprender a bailar; nuestros
chicos ya son bailarines, así que solamente añaden otra cualidad a su danza”.
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El Jarabe Tapatío |
¿Cómo saben dónde colocar los momentos graciosos? “No lo
sabemos, solamente lo sentimos. Si lo piensas demasiado no va a ser gracioso.
Tratamos de descifrarlo, hacerlo un poco sin intelecto”.
Dobrin recordó que en sus inicios, en la década de 1970, los
Trocks tenían mujeres en su elenco, pero “no solían ser tan fuertes como para
levantar a un hombre, así que al final ellas no lo encontraron tan interesante”.
“Tuvimos la idea de tener a una bailarina principal del Ballet
de la Ciudad de Nueva York para interpretar un papel masculino, lo iba a hacer,
pero se casó…”, recordó riendo.
Dieciséis bailarines intervinieron en la gira por México,
donde la compañía finalizó sus presentaciones con un guiño a nuestro país fuera
de programa: la interpretación del Jarabe Tapatío.
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