Yucatán Escénica 2018, propuestas sobre “La magia del cuerpo”
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Hugo Gauthier, Javier Gracia y Ana Castrillo, de D'Click, en “Isla” |
Una escena
bajo el agua. Cuerpos compactados en fila. Movimientos simétricos que
hipnotizan. Los ojos puestos en una galleta huidiza.
La edición 2018
del festival Yucatán Escénica terminó después de una semana de funciones, pero le
sobreviven imágenes de gran belleza.
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“Comala”, de Alexi Marimón, con Plataforma Híbrida |
Las de Alexi
Marimón son alegorías del cuerpo enfrentado a la muerte, el tema que domina el
trabajo del coreógrafo colombiano en “Comala”. Las de Reinaldo Ribeiro y Daniel
Rosado con frecuencia nos hacen sonreír mientras, sin necesidad de palabra alguna,
ambos nos comparten la dinámica de su amistad en “Al voltant”. Las de Lourdes Luna
nos recuerdan en “Gota. Acciones mínimas convertidas en mar” que ser parte de
un todo no anula la individualidad y que el movimiento personal se inscribe en el ritmo de algo más grande. Las
de D’Click en “Isla” dan sentido con una historia a actos circenses que nos
sorprenden y alegran.
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Daniel Rosado y Reinaldo Ribeiro |
Éstas fueron
cuatro de las obras que se presentaron en el festival convocado por novena
ocasión por la compañía Créssida Danza Contemporánea, que dirige Lourdes Luna, y
que se realizó del viernes 9 al sábado 17 de noviembre con el tema “La magia
del cuerpo”. El programa también acercó al público creaciones de Óscar Naters y
Ana Zavala, Zurisadai González y Dania Esparza, Isai Gómez, la agrupación Signos
Vitales, Ítalo Ortiz, Plano Colectivo, Nerea Martínez y Laura Vera.
La “Comala”
de Marimón es ejemplo bien logrado de una pieza que produce placer estético a
partir de la reflexión del dolor. Como evidencia el título, se inspira en “Pedro
Páramo” de Juan Rulfo, cuya voz leyendo pasajes de la novela por momentos acompaña
como fondo a los bailarines de Plataforma Híbridos, integrada por colombianos y
mexicanos. Sin embargo, también abreva de la historia reciente de Colombia, la
de la guerrilla y la lucha contra los cárteles del narco.
“Gota. Acciones mínimas convertidas en mar”. Foto de cortesía |
La muerte es
idea permanentemente presente en la coreografía. La podemos descubrir en un brazo
que asciende y desciende velozmente, como el de quien carga un arma después de
dispararla; en un bailarín que se mueve sobre los cuerpos apilados de sus
compañeros; en el ensamble que camina a gatas, como hacen aquéllos que tratan
de ser ignorados por el enemigo; en un ciempiés de carne y hueso y rostros
múltiples en los que parecen haberse agotado los sentimientos.
La última imagen
de la pieza es todo lo terriblemente hermoso que puede ser escuchar la frase
inicial de “Pedro Páramo” dicha con violencia por un cuerpo que se agita con ira.
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“Comala” |
Daniel
Rosado y Reinaldo Ribeiro, de la compañía española Lamajara, no necesitan
hablar para que queden claras las etapas de la evolución de su amistad que abordan
en “Al voltant”. Ex compañeros en la misma agrupación dancística en Barcelona, reflejan
con movimientos cortos y repetitivos, de un magnetismo casi hipnótico, momentos
que van del entendimiento total a la discordancia.
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“Al voltant” |
No se
escuchan palabras, pero sí se leen: las llevan escritas en camisetas y en el
cuerpo, y las muestran para compartir sus pensamientos.
Ana
Castrillo, Javier Gracia y Hugo Gauthier, de D’Click, sí se permiten hablar en “Isla”,
aunque lo hacen en contadas ocasiones y los sonidos parecen más juegos
guturales que vocablos con significado.
La propuesta
de la agrupación española es sobre todo un espectáculo circense, pero supera lo
meramente acrobático al enmarcarse en una historia que avanza en su desarrollo con
cada número y al procurar que cada suerte se realice con una coreografía
atractiva.
La presentación
de “Isla” en el cierre del festival, en el Teatro Peón Contreras, fue la única
por la que se solicitó una cuota de entrada, un porcentaje de la cual se
destinó a la asociación Paso a Pasito.
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